Hay momentos de crisis personal en la vida de todos en los que no se puede ver la salida sin un apoyo u otro punto de vista para solucionarlo. Puede ser un momento de pérdida, un bloqueo, algo que ha estado ahí siempre y que el tiempo no ha podido curar o algo que ni siquiera se sabe bien lo que es pero que genera malestar personal. Si se ignoran esas crisis no se les puede dar solución y se corre el riesgo de que se queden en segundo plano como un acompañante para toda la vida, impidiendo que se pueda disfrutar plenamente. Enfrentarse a todo esto, sobre todo si es algo que da miedo, siempre es más fácil, y en ocasiones necesario, con el apoyo profesional de alguien que está acostumbrado a escuchar a gente en situaciones similares y que ofrece una orientación.