Los/as niños/as de carácter miedoso pueden llegar a desarrollar fobias concretas que dificultan sus relaciones sociales o su rendimiento académico. Es frecuente encontrar fobias a la piscina, mutismo selectivo, miedo a ir al colegio o problemas de bullying.
Si el miedo está relacionado con la escuela suelen aparecer dificultades académicas, no por una falta de capacidad, sino por la ansiedad que no permite tener un pensamiento tranquilo y reflexivo debido a que la mente está emocionalmente inundada. Exactamente igual que cuando alguien se pone nervioso al hablar en público y es incapaz de pensar o actuar con naturalidad. De esta manera, las emociones demasiado intensas bloquean el pensamiento.
A veces se suele forzar a los/as niños/as a hacer las cosas que temen, como por ejemplo empujarles a la piscina, pero aunque en ocasiones pueda servir para superar un miedo específico, es un método que tiende a agravar otros miedos, genera una pérdida de confianza en los adultos, da una sensación de pérdida de control y provoca más vulnerabilidad. La solución que se ofrece en terapia es intentar entender la raíz de estos miedos y ayudarles a afrontarlos respetando el ritmo que necesiten para que sean ellos mismos quienes vayan dando pasos sintiendo que recuperan el control y cambiando su visión hostil del entorno.
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